Núm. 20 (2020): Políticas de la Memoria

Sandra Jaramillo Restrepo*

TITULOS:


Avatares de la biografía, a modo de introducción


Apuestas sociobiográficas latinoamericanas


Diccionarios latinoamericanos puestos en diálogo


Manos a la obra


Bibliografía


Resumen

 

Avatares de la biografía, a modo de introducción

Escritores, ensayistas e historiadores latinoamericanos han evidenciado una prolongada inclinación a cultivar el género biográfico, aquel que apuesta a reconstruir la unidad de una vida. Aunque el embate estructuralista también tuvo su versión en la región en las décadas de 1960 y 1970, la biografía nunca perdió completamente su atractivo. Las más distintas perspectivas recusaron su carácter científico por considerarla demasiado apegada a la subjetividad e individualidad, mientras los tiempos hacían urgente el estudio de las estructuras, primero desde el funcionalismo, luego desde el estructuralismo y finalmente desde una visión marxista de la historia como totalidad. En sincronía con la profesionalización de las ciencias sociales en la región, el género biográfico escapaba a las recepciones de la Escuela de los Annales o su par norteamericana, la New Economic History, e incluso del psicoanálisis y la antropología estructural.1

Poco tiempo después este “género impuro” que es la biografía, tan mal avenido con la especialización de la historia y las ciencias sociales, logró aumentar su poder de atracción al ir recreando su protagonismo.2 Personalidades heroicas, ejemplares o antiejemplares, intelectuales, artistas, mujeres destacadas y líderes políticos carismáticos siguieron siendo objeto de atención, tal como lo dejaron ver obras de interés general producidas en algunos de nuestros países.3 Mientras tanto, en campos especializados la biografía continuó su desarrollo como género, método y recurso.4 Sin que muchas de las advertencias del estructuralismo perdieran totalmente su vigencia –específicamente la deslegitimación al viejo objeto de la biografía, esto es, el héroe o el santo y sus derivas hagiográficas–, el giro subjetivo que se iba operando en las ciencias sociales abría espacio para una nueva versión de la biografía.

La biografía como género alude a una forma de escritura y pensamiento que se teje constantemente entre las escalas macro y micro, entre lo público y lo privado, que se enfrenta a los desafíos de la intimidad y que trata de captar la permanente y lábil construcción del yo.5 En términos de método los desafíos son múltiples y más que una metodología estándar, la biografía ha sido ocasión para plantear una serie de principios. Es conocido que la máxima bourdiana sobre la “ilusión biográfica” sintetizó buena parte de las incomodidades que despierta la biografía en cuanto al método, sobre todo, su tratamiento de una vida desde la unicidad y la formulación tácita de un pacto entre biógrafo y biografiado que suspende un abordaje crítico de la narración biográfica.6 Hacer biografía asumiendo esta crítica implica tomar la vida estudiada como un camino que es posible reconstruir a posteriori, pero que en su hacer mismo no fue previsible ni determinable, aunque el propio sujeto pueda narrarlo en esos términos. Ahora bien, el juego de posibilidades de la biografía es significativo si consideramos sus múltiples variantes en las ciencias sociales: la historia de vida, la entrevista biográfica, la historia oral, la autobiografía, los estudios de trayectorias, la biografía intelectual. Y a ello se agrega la distinción entre biografías individuales y colectivas, sin dejar de atender a la advertencia de que, en el fondo, toda biografía es social, pues incluso cuando se analiza a un solo personaje se busca desentrañar el modo en que se juega la sociedad en esa vida concreta.7 También son múltiples las posibilidades de la biografía si consideramos sus puntos de encuentro con la disciplina histórica, tal como lo marca la temprana reflexión de José Luis Romero y las variantes propias de los diversos países de la región.8 Pero más recientemente hallamos las reflexiones provenientes de la historia intelectual, la cual ha aportado a la renovación biográfica con herramientas teórico-metodológicas que profundizan en la relación vida-obra, en la biografía intelectual y en la exploración y análisis de una serie de materialidades en las que se plasma esta praxis. Justamente, la biografía colectiva fue el objeto del II Congreso de Historia Intelectual de América Latina en 2014 reunido en Buenos Aires.9

Asimismo, en términos de recurso la biografía ha sido útil para abordar problemas diversos como periodos históricos, sectores sociales o grupos poblacionales. Un ejemplo de lo primero son las historiografías nacionales y posteriores corrientes revisionistas que trataron a personajes como Belgrano, San Martín, Artigas, O’Higgins, Miranda o Bolívar, como vía para comprender los procesos sociopolíticos de las repúblicas nacientes. En relación a sectores sociales, la reconstrucción biográfica de elites locales, políticas e intelectuales, o clases medias ha sido un recurso de la historiografía liberal para estudiar la formación de los estados nacionales. Mientras que otra vertiente historiográfica ha retomado el papel de los sectores populares, contrahegemónicos o de izquierdas en la construcción de sociedades, recurriendo asimismo a los perfiles biográficos. Y en cuanto a grupos poblacionales, están los estudios de género abordados desde las reconstrucciones biográficas de mujeres.

En síntesis, aunque la biografía tuvo su repliegue en el medio académico durante los años 70, ella gozó de popularidad ininterrumpida en medios más amplios, periodísticos, pedagógicos y de divulgación, y la renovación posterior dentro de medios especializados fue contundente.10 Esta amplia y plural tradición biográfica de la que apenas hemos dado un pantallazo se conecta con un reverdecer más general del género que incluso está presente en las subjetividades contemporáneas que manifiestan una mayor exhibición del yo y que como campo de estudios se realiza vía colectividades y redes nacionales e internacionales.11

Pero nuestro objeto son las biografías colectivas que se proponen desde la historia social, la historia política y la historia intelectual, y encuentran en los diccionarios una forma específica de orquestación. Puntualmente se presentan los avances de un proyecto acariciado por varias generaciones de historiadores: el Diccionario Biográfico de las Izquierdas Latinoamericanas. Movimientos Sociales y Corrientes Políticas que hoy empieza a concretarse. Pero antes de eso, se revisitan las experiencias adelantadas desde los ámbitos nacionales, avanzando en un balance de los aportes y retos que quedan por delante, y se toma partido por una forma de investigación biográfica que si bien profundiza en la historia local y nacional, sostiene el horizonte internacional y especialmente latinoamericano.

 

Apuestas sociobiográficas latinoamericanas

Como señalábamos, los estudios de las izquierdas se han construido en tensión con la historiografía liberal para mostrar que la construcción de la sociedad no sólo es efecto del quehacer concreto de elites político-intelectuales, sino también del devenir de los sectores populares y asalariados: “la historia argentina de fines del siglo XIX y XX no podría ser siquiera comprendida sin referirse a la temprana conformación de una clase trabajadora de origen inmigratorio”.12 Esto también es evidente en la historia latinoamericana, la cual no puede comprenderse sin el papel de las clases subalternas en la épica revolución mexicana, sin el incipiente movimiento obrero colombiano que dio lugar a un creativo socialismo de cuño romántico desde la década de 1920, o más adelante sin el impacto mundial de la revolución cubana.13

A su vez, el entendimiento de estos procesos de clase o de sectores subalternos está directamente asociado al tratamiento de las figuras que los agenciaron, para lo cual han sido múltiples los estudios que se detienen en reconstruir biografías de figuras de vanguardia que concretaron liderazgos significativos y alcanzaron a visibilizarse más allá de las fronteras nacionales. Centrarse en estas figuras e incluso tejer relaciones entre ellas constituye un avance innegable, pero al tiempo insuficiente, pues en materia de emancipación social el papel de las multitudes o de las masas es protagónico. Muchos hombres y mujeres, opacados por el brillo de carismáticas figuras de vanguardia, contribuyeron significativamente a luchas sociales, a conquistas políticas y a la transmisión de una cultura de izquierdas que se pone en juego en identidades, hábitos y posicionamientos; fueron centrales en la recepción, traducción y circulación de ideas y corrientes intelectuales; aportaron e hicieron esa historia más concreta nombrada con la conocida fórmula “historia desde abajo”. Un conjunto inconmensurable de figuras de este tipo permanece oculta en la historia de la región, lo cual en buena medida se argumenta por aspectos técnicos relativos a que son difíciles de rescatar de forma individual dada la escasez de fuentes, o por aspectos teóricos relativos a que sus trayectorias en el mundo de las izquierdas fueron acotadas y se hace difícil justificar su tratamiento como observatorio de procesos sociales más amplios. Pero mantener en la oscuridad este tipo de figuras nos circunscribe a una perspectiva parcial e imprecisa de una historia modelada por unos/as pocos/as y nos lleva a replicar la visión de que la historia está constituida por élites, en este caso, obreras o de izquierdas.

Los modernos diccionarios biográficos del movimiento obrero, surgidos desde mediados del siglo XX, principalmente en Europa, son una herramienta metodológica para superar esta vacancia. Pues justamente se sirven de datos voluminosos, precisan una mayor cantidad de figuras sin distingo de su nivel de protagonismo y se conservan siempre abiertos y con posibilidad de expansión, ya que aspiran a una totalidad. Esta amplitud puede ir en desmedro de profundizar en la individualidad fascinante que encarna toda vida humana y justifica ejercicios biográficos o autobiográficos detenidos, pero la escala colectiva aporta a la construcción más enriquecida de “perfiles” sociales, tal como lo reivindicaba el historiador Jean Maitron (1910-1987) para el caso del movimiento obrero en Francia.14

Algunos trabajos previos han reconstruido la genealogía del icónico Dictionnaire biographique du mouvement ouvrier français, promovido desde 1955 por Maitron, quien fue pionero al introducir una perspectiva biográfica en el estudio del movimiento obrero sin complacerse con sus principales dirigentes, sino atendiendo a un conjunto amplio de vidas que quedaban desconocidas de forma injustificable. Sintomáticamente, este proyecto de Maitron comenzó cuando el estructuralismo deslegitimaba a la biografía individual al tiempo que reivindicaba la biografía colectiva vía la reconstrucción de trayectorias que fuesen observatorio para analizar estructuras sociales, económicas y políticas.15 De esta manera, Maitron se vinculó con una corriente teórica más amplia por lo que a su estudio le siguieron otros diccionarios nacionales en el continente europeo: Gran Bretaña, Italia, Polonia, España, entre otros.16

El desarrollo de este proyecto también tocó el continente americano, vía el proceso de circulación internacional de las ideas y más específicamente del papel mediador del historiador Robert Paris (Marseille, 1937), cercano a Maitron. Paris impulsó la idea de que un diccionario al estilo Maitron debía concretarse en una realidad sociopolítica tan otra de Europa como América Latina, y a ello dedicó una parte de su carrera académica. Otros textos han narrado cómo Paris fue influyente en la generación de historiadores que renovó la lectura de Mariátegui y la recepción del marxismo en la región, entre los que se cuentan José Aricó, Oscar Terán y Alberto Flores Galindo, y que su labor docente se extendió a una generación posterior de historiadores de la región, que accedieron a los cursos que dictó como profesor titular en la l’École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS).17 De hecho, en sus estudios posteriores algunos de los historiadores pertenecientes a esa generación reconocen el papel de Paris, tal es el caso del brasileño Claudio Batalha, del guatemalteco Arturo Taracena y del peruano Ricardo Melgar Bao (1946-2020), incluso el argentino Horacio Tarcus, quien desde hace más de una década ha tomado la posta de impulsar un diccionario regional, plantea que la iniciativa es en sí misma un homenaje a Paris.18

En la línea de esta tradición de biografías colectivas, y vinculados de forma explícita con el Diccionario de Jean Maitron, se han identificado seis iniciativas, cuatro de las cuales han llegado a productos editados en papel. Nos referimos al Diccionario biográfico del Movimiento Obrero Urbano de Guatemala. 1877-1944 (2014) en coautoría de Arturo Taracena Arriola y Omar Lucas Monteflores; al Dicionário do movimento operário: Rio de Janeiro do século XIX aos anos 1920 militantes e organizações (2009), liderado por Claudio Batalha; a Perfiles en sombra: aportes a un diccionario biográfico de los orígenes del movimiento sindical en Uruguay (1870-1910) (2008) con autoría de Carlos Zubillaga; y al Diccionario biográfico de la izquierda argentina. De los anarquistas a la “nueva izquierda” 1870-1976 (2007), bajo la dirección de Horacio Tarcus.19

Con respecto a la biografía colectiva del movimiento argentino, el primer proyecto fue establecido por Robert Paris en la École des Hautes Études, de París, convocando a un núcleo de jóvenes historiadores entonces exiliados en Europa: Edgardo Bilsky, Eduardo Bitlloch, Ricardo Falcón y Bernardo Gallitelli. Aunque este diccionario no se concretó, la producción total de microbiografías ascendió a casi 2.000, según indicó el propio Ricardo Falcón en un artículo publicado en 1991 que retomó una proporción de entradas para establecer un perfil del movimiento obrero argentino: “de ese conjunto, hemos tomado 778 correspondientes al período 1860-1906, como base para este trabajo y que fueron realizadas por Eduardo Bitlloch, Ricardo Falcón y Robert Paris”.20 Las entradas lideradas por Falcón se publicaron de forma póstuma por la historiadora Mirta Zaida Lobato;21 mientras que las entradas elaboradas por Bilsky reposan hoy en el CeDInCI como parte del Fondo Edgardo Bilsky, el cual cuenta con 46 cajas de documentación sobre el movimiento obrero argentino.22 No se conoce el paradero de las entradas elaboradas por los demás historiadores. En la imagen n° 1 puede apreciarse el listado que para el núcleo argentino elaboró el propio Paris.

Las otras iniciativas que aguardan aún por sus versiones en papel son la peruana y la colombiana. Para el caso de Perú me refiero a la obra de Ricardo Melgar Bao, anunciada en eventos académicos como Diccionario biográfico del movimiento obrero y popular peruano (1848-1959) en coedición con Pacarina del Sur y Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El reciente fallecimiento de Melgar Bao enluta a buena parte de la comunidad de historiadores, pero su obra está próxima a la publicación de forma póstuma gracias a las labores investigativas y editoriales que actualmente llevan a cabo Manuel Pásara, Perla Jaimes y Dahil Melgar. Desde la década de 1980 Melgar Bao dedicó parte de su trayectoria académica a la acumulación de entradas biográficas para llevar a cabo esta portentosa obra que reunirá alrededor de 2.500 entradas. Como se mencionó, el ascendente de Robert Paris en la biografía de esta obra fue significativo e incluso el mismo Paris estableció un primer listado del caso peruano y escribió una veintena de microbiografías. Pero el papel de Hilda Tísoc Lindley, compañera de vida de Melgar Bao, también fue clave. Activista sindical, feminista, editora, docente y autora del libro La agonía social de Flora Tristán y el movimiento feminista,23 Hilda tuvo una formación inicial en Letras y concretó luego una maestría en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, acumulado que fue impulso para sumarse a la producción de entradas biográficas peruanas, especialmente de mujeres, que seguramente verán la luz próximamente y cuyas versiones previas fueron publicadas en algunos blogs de activismo feminista.

Finalmente, la iniciativa colombiana que tiene lugar desde 2014 y actualmente está liderada por Juan Carlos Celis, Sandra Jaramillo Restrepo, Rosario Arias, Gabriela Pinilla y el Colectivo Lamariacano. Esta experiencia ha logrado reunir una centena de entradas biográficas desde un criterio amplio de izquierdas que tensiona la idea misma de militante, pues reivindica experiencias de izquierdas que en el país andino fueron menos hegemónicas que las revolucionarias y cuyos participantes se autorepresentaron como simpatizantes, activistas o, más recientemente, líderes o lideresas. En la elaboración de las entradas colombianas se ha dado, además, una sinergia entre historiadores profesionales, algunos especializados en historia intelectual y estudios biográficos, y activistas o familiares de activistas que han hecho de la escritura de las entradas un ejercicio de memoria.24

Resaltar estas iniciativas no nos lleva a desconocer otros diccionarios producidos en esta parte del globo que también han hecho su apuesta en el amplio terreno de las izquierdas o aquellos proyectos actuales que hacen uso de los formatos en línea para producir biografías colectivas;25 pero elegimos ahondar en las iniciativas mencionadas porque intentan responder a un enfoque y apuesta biográfica con metodología afín que favorece futuros ejercicios de convergencia y comparación.

Imposible no mencionar y no entrar en diálogo con otras dos experiencias. La primera es un encomiable antecedente de los diccionarios obreros en América Latina que tuvo lugar en Chile en 1910 bajo el ingente esfuerzo del obrero periodista Osvaldo López. Con una tendencia “exaltadora” de las élites obreras, este diccionario se inscribe en sincronía con los antecedentes del propio Diccionario de Jean Maitron:

Conocidos escritores se habían ocupado estensamente, de recopilar i trasmitir a la posteridad las hazañas i los méritos de los hombres públicos, de los servidores de la Nación, de los héroes de la milicia, de los cultores de las letras i las artes, i de los industriales, i hasta hombres de negocios ¡afortunados en sus transacciones!
Pero ningún escritor había fijado o querido distraer su atención en la silenciosa grandeza de ese Manso Anónimo que se llama Pueblo.26

La historia editorial de esta obra ha sido recientemente reconstruida por el investigador Juan David Murillo, quien analiza este Diccionario no sólo como un reservorio de perfiles biográficos (para construir los cuales la autobiografía fue sustancial), sino como una composición por la cual López buscó canonizar a algunas figuras de la clase obrera desde el costado de la sociabilidad y la militancia como rasgos ejemplarizantes. Una de las acepciones específicas de la sociabilidad que Murillo encontró en el diccionario chileno fue como “desempeño asociativo” y esfuerzos a favor de la “fundación y organización de agrupaciones obreras de distinto orden”, las cuales se reivindicaban como escenarios para el cultivo intelectual de los obreros.27 La militancia, a su vez, estaba básicamente asociada al Partido Democrático cuando éste se tensionaba con la fundación del Partido Obrero Socialista, que lideró Luis Emilio Recabarren.28 La obra de López fue reeditada en tres ocasiones y el análisis de las diversas ediciones le permitió a Murillo Sandoval establecer que fue construida por entregas posteriormente encuadernadas, pues como toda obra de este tipo los agregados y adendas eran inevitables.

Este antecedente no sólo sorprende por su carácter precursor, sino también porque varios aspectos metodológicos son actuales. Si bien los diccionarios modernos se enfocan en las multitudes obreras (abriendo el universo hacia las izquierdas y los movimientos sociales) y toman distancia de los cánones que excluyen unas figuras y reivindican otras con criterios normativos, algunos rasgos del diccionario de López pueden ser retomados; sobre todo: el uso de ciertas fuentes, la construcción de campos que hagan comparables las entradas biográficas, la sociabilidad como rasgo de biografiados y biógrafos; así como la centralidad concedida a las dinámicas intelectuales. Es decir, un obrero periodista reivindicó, a principios del siglo, los espacios de sociabilidad como propios para el cultivo del intelecto de obreros y dio lugar a una obra pionera de un género propio de la Ilustración como es un diccionario, el cual “sirvió para visibilizar una élite que se consideraba a sí misma rectora, instructora y representativa del mundo obrero chileno”.29 El cuadro n° 1 contiene una síntesis de las características de esta obra pionera.

La otra experiencia a la que es necesario referirse es la adelantada por Lazar y Víctor Jeifets, padre e hijo respectivamente, que tuvo una primera versión impresa en 2001 titulada Latinskaia Amerika v orbite Kominterna (América Latina en el órbita de la Comintern). En 2004 se realizó la primera versión en castellano bajo el título América Latina y la Internacional Comunista. Diccionario Biográfico, a la que se sumó como autor el investigador suizo Peter Huber. Según lo indicado por los propios Jeifets, contaron “con varias biografías ya revisadas y extendidas, y la información más precisa respecto a los seudónimos”.30 Hemos hallado dos ediciones posteriores de ese diccionario en las cuales se agrega en el título la periodización abarcada: 1919-1943; ambas disponibles en la red de forma libre.31 Según el prologuista, estas últimas cuentan con 1.500 entradas, 600 más que en la edición de 2004 que, según el texto de Bruno Groppo ya citado, contaba con 900.32 Cada una de las entradas responde a un modelo tipo trayectoria con los datos de apellidos, nombres, seudónimos, fecha y lugar de nacimiento, origen social y formación profesional, y no llega a constituirse en una narración biográfica propiamente. Este diccionario se presenta como pionero por su interés en los vínculos de la Comintern con América Latina. Específicamente, fueron atendidos aquellos “cuadros” que participaron en “la actividad internacional de los Partidos Comunistas de Latinoamérica y de la Comintern”, con lo cual se dejó de lado “una parte considerable de la información disponible sobre varios militantes y hasta dirigentes comunistas que no estaban incluidos en esta esfera de la vida partidaria”. Además, los Jeifets advierten que muchas de sus entradas tienen datos mínimos y algunos apenas “probables” o “posibles”, porque las fuentes disponibles no permiten llegar a conclusiones definitivas.33 Bruno Groppo reconstruye la experiencia en el marco de otros proyectos biográficos contemporáneos que también tuvieron como objeto la Comintern y el periodo inicial de ésta que fue de mayor unidad, pero efectivamente atiende de manera especial a la región latinoamericana y se inscribe en el esfuerzo al que invitaba Maitron de reconstruir una masa militante.34

Cuadro n° 1. Características del Diccionario Biográfico Obrero de Chile.

Geografía

Objeto

Periodo

Fuentes

Entradas

Rasgos de método

Enfoque

Producción

Chile como unidad geográfica.

Se atiende esta en el propio Diccionario porque sus primeras páginas dedicadas a regiones del país que dieron lugar a tempranas experiencias obreras.

“Pueblo”. Figuras de liderazgo de la clase obrera.

Incluía figuras contemporáneas al autor.

Autobiografía y entrevista biográfica como fuentes.

En sus dos versiones: total global de 268 biografiados

Entradas narrativas. Más campos afines: proveniencia; participación en asociaciones o partidos; roles o cargos; producción intelectual (escritura, arte) e impulso a escuelas y bibliotecas.

Rasgo hagiográfico, pues las figuras son ejemplarizantes.

Escritura narrativa abarca las vidas de forma amplia.

Colectiva con autoría para cada entrada.

Implicó movilización social: comités urbanos; matinées pro fondos y cooptación de biógrafos; grupos con cargos y funciones; viajes para recaudar información.

Fuente: síntesis propia a partir de: Osvaldo López, op. cit. y Juan David Murillo Sandoval, op. cit.

 

Diccionarios latinoamericanos puestos en diálogo

Vale la pena volver a las cuatro experiencias que en América Latina han producido diccionarios continuadores del proyecto de Jean Maitron merced a la mediación de Robert Paris, y detenerse a contrastar algunos aspectos de su composición. Los periodos abarcados en las obras indican una atención especial a los orígenes del movimiento obrero cuando este se abría paso entre el artesanado y los anarquismos precursores. Al decir de Arturo Taracena, la clase obrera empezaba a latir, de forma “atormentada”, entre medios de producción distintos y sincrónicos desde la segunda mitad del siglo XIX para el caso guatelmateco;35 resta el desafío de situar los orígenes a nivel regional. Todas las obras dejan de lado los posibles vínculos entre luchas independentistas y utopías de izquierda en el nuevo mundo, pero el diccionario uruguayo enfatiza en que el movimiento obrero en ese país surgió de la mano de la primera modernización. En relación al cierre del periodo son las obras de Guatemala y Argentina las que hacen trazos hasta momentos de más clara configuración del movimiento: las bregas con el anticomunismo en las que se ve el país caribeño durante los años 30 y la formación de la llamada “nueva izquierda” en el sur, brutalmente combatida por la última dictadura.

La variable geográfica es explícita en todas las obras, pero solo el enorme Brasil decide enfrentar el asunto haciendo una subdivisión de su territorio. En este caso se aducen razones no sólo prácticas sino también particularidades del objeto, pues Batalha declara que en el movimiento obrero de ese país subyace una fragmentación constitutiva en términos cronológicos y geográficos. El periodo trabajado (1830-1920) opera específicamente para regiones de tradición artesanal antigua como Rio de Janeiro, Recife y Salvador, mientras es más tardío en otras como São Paulo y Rio Grande do Sul. Ahora, el macrocefalismo del movimiento obrero referenciado en general por las ciudades capitales es denunciado con más énfasis en el caso guatemalteco, que ubica allí su propio alcance e incluso la obra se denomina “movimiento obrero urbano”, pues no se accedió a documentación de las zonas rurales. En el caso argentino la participación de algunos investigadores locales contribuyó a esbozar unas primeras líneas de la evolución del movimiento más allá de la gran capital bonaerense para dar cuenta de unas 550 vidas militantes en total. En el cuadro n° 2 se sintetizan estos contrapuntos enunciados.

Cuadro n° 2. Características de los diccionarios biográficos latinoamericanos en contraste. Parte I.

Tarcus (2007)

Zubillaga (2008)

Batalha (2009)

Taracena Arriola y Lucas Monteflores (2014)

Periodo

1870-1976
Pensado por generaciones militantes. Desde la “pre-historia” de la izquierda y los primeros anarquistas, hasta la “nueva izquierda”. No abarca la izquierda pos dictadura.

1870-1910
Etapa inicial de la modernización uruguaya. Desde la Revolución de las lanzas hasta la última tentativa armada.

1830-1920
Corresponde a orígenes del movimiento en Río de Janeiro.

1877-1944
Desde inicio del mutualismo: primera sociedad de artesanos en 1877 (Sociedad de Artesanos de Guatemala), efecto diferido de la Revolución Liberal de 1871, Hasta la Revolución de Octubre.

Geografía

Argentina como unidad de análisis con representación de provincias. Atención a las redes internacionales, sobre todo Cono Sur.

Uruguay como unidad de análisis.

Río de Janeiro como unidad de análisis. Núcleos estatales o regionales para hacer “viable” la obra.Argumenta fragmentación del movimiento obrero (geográfica y cronológicamente) al menos hasta fines de la Primera República (fines de 1920).

Guatemala como unidad de análisis. Centrado en la dinámica urbana. Advierten sobre el “macrocefalismo” del país.

Entradas

550 vidas militantes.
Fotografía por cada entrada.

No se explicita.
Sin fotografía.

839 entradas de personas.
397 entradas de organizaciones. Datos: fundación, periodo actuación, localización, tipo, categoría de socios. Sin fotografía.

830 entradas
Lista de mutuales, sindicatos y federaciones registrados en trabajo de archivo.
59 fotografías al final de la obra.

Objeto

“Militancia de izquierda” en sentido amplio. Incluye una variable duración, ideología y compromiso. Argentinos, nativos o naturalizados, extranjeros militantes, no emisarios fugaces, ni argentinos que desarrollaron militancia fuera. Solo fallecidos.

Los “postergados” (comunes de sectores populares), quienes “aceptaron salir de la pasividad social”.
“Proto-militantes” sindicales y su entorno (solidarios de diversa extracción).
Dirigentes, militantes, afiliados, rentados, colaboradores o participantes. Poetas, narradores, abogados, ideólogos o difusores.
Con criterio incluyente.

“Activos y oscuros”: militantes en cargos no protagónicos.
Término militante usado en sentido amplio, dando lugar a diferentes tipos de compromiso con el movimiento y diversas opciones ideológicas.

“Masa de hombres oscuros y de acción” o “clases subalternas” (referencia a Paris y Gramsci).
“Proletariado típico”.
Hombres y mujeres con algún tipo de relación con el movimiento obrero: artesanos, obreros, propagandistas, políticos, cooperativistas, organizadores, intelectuales, escritores y periodistas.
Quedaron por fuera campesinos.

Fuentes

Bibliografía movimiento obrero (profesional y militante). Biografías, autobiografías, prensa (nacional, local), periódicos, revistas, folletos.
Obituarios, recordatorios, testimonios, informes, relatorías, anuncios, denuncias, electorales.
Archivos militantes, personales, Komintern, y policiales.
Diccionarios europeos.

No declaradas ni analizadas por el autor.

Fuentes clásicas de los estudios de la historia del trabajo: folletos, informes publicados, prensa.
Documentación policial, registros notariales, memorias.

Hemerografía, folletería, prensa nacional e internacional, iconografía, cine.
Noticias necrológicas, listas de suscriptores de revistas.
Biografías, bibliografía obrera, tesis universitarias.
Diccionarios nacionales y extranjeros.
Ausencias analizadas: archivos obreros, de partidos, de policía.

Fuente: construcción propia a partir obras citadas (diccionarios y reflexiones posteriores sobre ellos).

 

Justamente el objeto de las obras se nombra con nociones como “vidas militantes” o incluso “protomilitantes” para enfatizar los momentos previos a la conformación del movimiento obrero como tal. Pero también se habla de “masa de hombres oscuros y de acción”, “clases subalternas”, “activos y oscuros” y “postergados”, pues se incluyen personas (hombres y mujeres en menor medida) que desarrollaron un compromiso de diversas maneras, con ideologías disímiles y con intervenciones de corta o larga duración. Es decir, dirigentes y militantes, pero también afiliados, secretarios rentados, oradores, agitadores, periodistas, colaboradores de la prensa obrera, obreristas, participantes del movimiento huelguístico o de acciones de boicot y sabotaje, e incluso poetas y narradores de literatura que hacen de su pluma un medio de combate, así como ideólogos o difusores. También abogados, defensores de sindicatos, militantes encausados o detenidos, políticos y hasta estadistas. Figuras de extracción mutualista, anarquista, socialista, anarcosindicalista, socialcristiana, sindicalista, comunista, socialista, e incluso en muchos casos liberales (Guatemala y Colombia) y, por supuesto, revolucionarios. Cada autor intenta aprehender su objeto con una forma particular del decir, con una construcción nominativa propia para presentar esa multitud que eligió “salir de la pasividad social”, de una u otra manera, y configurar con su vida y acción concretas el gran campo de las izquierdas. Este objeto multivariable y de cierta manera escurridizo, que cada autor se esforzó por observar en su contexto nacional, está guiado por la definición que el propio Maitron ofreciera:

aquellos hombres y mujeres (sean trabajadores manuales o intelectuales, activistas o teóricos) comprometidos en una acción (importante o no, de larga duración o no) que aspira a lograr mayor justicia social y mayor libertad (a través de reformas o por vía revolucionaria).36

Asimismo, esas diversas nominaciones exhiben una tensión con la idea misma de militancia y sus usos para Latinoamérica. En el caso argentino, por ejemplo, la noción de militancia se reivindica con fuerza porque se busca recuperar su “positividad” después de que fue reducida a la dimensión de víctima en los procesos de memoria de la última posdictadura. Mientras que en el caso colombiano el esfuerzo apunta a descentrar la noción de militancia del anclaje restrictivo ―que se realizó entre los años ’60 y ’80― a la participación en partidos u organizaciones revolucionarias, pues difícilmente se expresaron en esa participación otras formas del compromiso, como la de los intelectuales de izquierdas o la de figuras de la institucionalidad estatal.

Si bien cada obra construye su objeto dándole una centralidad al movimiento obrero, la realidad obliga a una flexibilidad que termina por abrirlo y construir nuevas y más amplias delimitaciones en pro de abarcar las muchas variaciones de seres concretos que hicieron al gran campo de las utopías sociales en medio de sus complejas realidades. Por tanto, las fuentes tradicionales para atender a la historia del trabajo siguen siendo las privilegiadas, esto es, informes, actas, folletería, fotografías, prensa sindical, prensa partidaria, prensa nacional e internacional, pero se abre el espectro hacia un tipo ilimitado de fuentes entre las que se destacan los archivos policiales, que desde una perspectiva persecutoria contienen episodios imprescindibles de esta historia. Mención aparte merecerían las revistas, especialmente resaltadas en el diccionario argentino en donde se usaron para captar información, pero también para entenderlas como espacios de sociabilidad políticos y culturales. Finalmente, autobiografías, memorias, diarios o la correspondencia son fuentes que en estas obras empiezan a abrirse paso y que tienen mucho que decir sobre dominios propios de lo íntimo, que se vinculan con la configuración de las militancias, activismos o liderazgos.

En su introducción al diccionario uruguayo, Carlos Zubillaga advierte sobre la pertinencia de expandir la indagación hacia mundos privados como el de la familia, grupo que tiene una función “estructurante” de los afectos y las creencias que operan no sólo como mediaciones de generaciones militantes,37 sino también como configuradoras de identidades políticas. En este caso, como en el del diccionario argentino, las entradas se desarrollan en un estilo narrativo que va dando cuenta de la vida del personaje, sin circunscribirse a la trayectoria militante, la que, aunque central en todos, se observa más dominante en los casos guatemalteco y brasilero. De hecho, la aparición de un nombre en prácticas propias de la militancia –como la firma de petitorios, las actas de mutuales o sindicatos y los reportes huelguísticos– es un criterio para convertir a ese nombre en una de las entradas del diccionario; y en el caso de Rio de Janeiro la obra extiende la reconstrucción biográfica a las organizaciones mismas. Esto permite trazar un hilo de afinidad con el viejo diccionario chileno que al centrarse en la sociabilidad tenía en las organizaciones un observatorio, un objeto a reconstruir y un criterio analítico. Ver cuadro n° 3.

Cuadro n° 3. Características de los diccionarios biográficos latinoamericanos en contraste. Parte II.

Tarcus (2007)

Zubillaga (2008)

Batalha (2009)

Taracena Arriola y Lucas Monteflores (2014)

Enfoque

Referencia a Maitron y Paris.Reivindicación dimensión biográfica de la historia.
“Lo personal es político”.
Horizonte: Diccionario latinoamericano.
Obra declarada abierta y en construcción.

Referencia a Maitron y Paris. Analiza que los diccionarios europeos lograron producción copiosa pero ausentes redes con América Latina.
Obra que se propone introductoria.
Reconstruir identidad del mundo asalariado vía: desafíos, logros, fracasos, certidumbres, flaquezas, tradiciones, etnia.

Referencia a Maitron y Paris, y a diccionarios con recortes (locales, corrientes políticas, grupos trabajadores).
Obra que se declara abierta y “condenada” a la incompletud.
Relevancia de las organizaciones: biografías de algunas y criterio para incluir como entrada a sus participantes.

Dedicado a Paris, maestro del autor.
Obra que se asume abierta.
Internacionalismo y trasnacionalismo del movimiento obrero.
Fragilidad de la categoría proletario por coexistencia de modos de producción.

Rasgos de método

Representatividad: vertientes políticas, regiones, esferas de acción militante, generaciones militantes.
Campos: explícitos y ajustados y entradas narrativas apuntando a integralidad de la vida.
Búsqueda equilibrio mujeres y hombres.
Biografía colectiva: articulación social de múltiples y variados sujetos. No se reduce a singularidad sino retratos colectivos, enriquecidos y complejizados. Estudio metódico de itinerarios. Prosopografía: comparar, tipificar, relacionar, periodizar.

No hagiografía. Forma narrativa e incluye noción de vida, pero enfoca en actividad cercana al movimiento obrero.
Incluye: espacio privado, mundo afectivo y creencias.
Redes: amicales, ideológicas, étnicas y familiares.
Campos: no explicitados pero se evidencian: apellido y nombres, seudónimos, nacimiento y fallecimiento, profesión, actividad militante. Sin fuentes explícitas para cada entrada.
Biografía colectiva: reconoce los rostros y acciones del hombre concreto, pero su fin es el tipo.
Atiende la intelectualización de militantes y prensa.

Declara que pocas entradas se acercan a “biografía formal”. Muchas a listados de participantes en organizaciones.
Campos: apellido y nombres, nacimiento y fallecimiento; datos de profesión, carrera, trabajos realizados; trayectoria militante. Fuente
Variables: étnica (colores y mulatos). Se intenta incluir mujeres (pocas logradas).
Extensión: equipara entre los más conocidos y los menos
Biografía colectiva: no se detiene en detalles individuales, sino enfatiza en el conjunto y apuesta por la serie.

Ni hagiografía ni lirismo.Campos: apellido y nombres, seudónimos, nacimiento y fallecimiento, profesión, actividad militante. Fuente.
Variable: el problema indígena. Se intuye peso de etnicidad maya pero aún no captable.
Muchas mujeres.
Declara escasa presencia de la ideología y el discurso.

Dinámica producción

Participación directa en proyecto de Robert Paris.Motivación: intercambios con investigadores/as nacionales y extranjeros.
Beca Fundación Guggenheim, 2003.
La producción final contó con 20 colaboradores.
20 años de gestación.

No declarada por el autor.

Participación directa en proyecto de Robert Paris.
Academia: Unicamp; investigadores de la historia del trabajo.
Red de investigadores brasileros con nodos: Rio Grande do Sul, Río de Janeiro, São Paulo, Minas Gerais, norte y noreste, el medio oeste y los estados de Paraná y Santa Catarina.

Estudiante de Paris en 1978 y participación directa en su proyecto. Exiliado en Francia.
Academia: Guatemala, México. La obra recepcionada por los propios militantes o familiares.36 años de gestación.

Fuente: construcción propia a partir obras citadas (diccionarios y reflexiones posteriores sobre ellos).

 

El género humano como variable analítica es un desafío pendiente de las experiencias existentes. Dejar de excluir a las mujeres es un objetivo explícito que llega a cumplirse más o menos en cada caso, en buena medida por la línea programática indicada por el propio Paris, pero las huellas de sexo y género en la militancia viril, la reproducción de las tareas domésticas en la vida militante, el soporte material concretado por mujeres y favorecedor de las intervenciones públicas de los varones, entre otros ejes analíticos no son del todo atendidos por los autores. También la etnia es una variable analítica que aunque reconocida por los autores como fundamental para construir los perfiles obreros de la región (negritudes en el caso brasileño e indígenas en el caso guatemalteco) el abordaje es incipiente, según ellos indican.

En síntesis, son significativos los antecedentes sociobiográficos de la región orquestados en la forma de diccionarios e inspirados explícitamente en los antecedentes europeos de Maitron y Paris. Fueron biografías sociales producidas con liderazgos centrales pero en las que participaron varias plumas más y se produjeron desde el mundo académico con puentes con el activismo. Obras que se saben recurso para comprender el mundo de los trabajadores, militantes, activistas, líderes y lideresas, así como su incidencia en la construcción de sociedad; que entienden la biografía como método para “perfeccionar el uso de categorías conceptuales que aluden a los agentes colectivos”,38 y posibilitan el armado de series, comparaciones, tipificaciones, contrastaciones, redes, relaciones y periodizaciones; y que se disponen a cultivar el género en una forma de narración no hagiográfica ni determinista que navega entre lo individual y lo colectivo para contornear vidas concretas.

 

Manos a la obra

Entre las tentativas de dar continuidad al proyecto de Robert Paris respecto de concretar para Latinoamérica un diccionario biográfico al estilo Maitron, estuvo el horizonte programático exhibido en el diccionario argentino para lo cual su autor tendió redes en la región y avanzó, en diálogo con otros investigadores, en el listado de posibles figuras a biografiar.39 Desde 2007 circularon seis borradores sucesivos de este proyecto que se concebía en papel reuniendo un conjunto de 500 entradas que de alguna manera llegaran a subsanar aspectos de representación relativos a países, regiones subnacionales, presencia de mujeres, familias políticas, periodos, generaciones militantes, partidos políticos y organizaciones sociopolíticas o revolucionarias (ver cuadro n° 4).

Cuadro n° 4. Proyecto de Diccionario Latinoamericano producido conjuntamente y
liderado por el historiador argentino Horacio Tarcus, desde 2007.

Figuras
identificadas

Categorías identificadas

Argentina

60

Anarquista, socialista, sindicalista, comunista, trotskista, peronismo revolucionario, guevarista, intelectual, estudiante, periodista, mujeres.

Bolivia

54

Igualitarista cruceño, nacionalista, curas de izquierda, sindicalista, socialista, anarquista, comunista, trotskista, indigenista, líder minero, muralista escritor, educador, sociólogo, pensador marxista, PC, PIR, MNR (lechinista), ELN, POR, CONDEPA, siglo XIX, años 20, 30, 40.

Brasil

60

Sin precisar

Chile

60

Utopista, anarquista, maoísta, disidentes trotskistas, sindicalista, movimiento obrero. Partido Demócrata, POS, PC, PSP, PS, MIR, MAPU, DC, IC. Mujeres Mapuches

Colombia

50

Anarquista, comunista, maoísta, liberal de izquierda o popular, huelguista, escritor/a. Unión Sindical Obrera, Liga de Acción Política, Movimiento Socialista Colombiano, Partido Liberal, PSR, PCC, PSD (browderista), FARC, ELN, EPL, M-19.

Costa Rica

10

Sin precisar

Cuba

50

Independentista, anarquista (siglo XIX y XX), mutualista proudhoniano, trotskista, PSP, M-26, P. Auténtico, Unión Insurreccional Revolucionaria, Asalto a Moncada, líder estudiantil, poeta surrealista.

Ecuador

28

Liberales radicales (fines XIX inicios XX), anarquistas (inicios XX), agraristas (década 30, 40), socialistas y comunistas (décadas 20, 30 y 40), socialistas radicales (décadas 60, 70), nacionalistas, antiimperialistas, revolucionarios, maoístas, cristianos revolucionarios, intelectuales, artistas plásticos, escritores.

Guatemala

Sin precisar

Sin precisar

Granada

1

Sin precisar

Guyana

Sin precisar

Sin precisar

Haití

25

Nacionalista, antidictatorial, socialista, sindicalista, jesuita, Partido Comunista Haitiano, Partido Socialista Popular (PSP), Partido Popular de la Liberación Nacional (PPLN), Partido del Entendimiento Popular (PEP), Partido Unificado de los Comunistas Haitianos (PUCH), Partido Organización del Pueblo en Lucha, Partido Adelante, Partido Organización del Pueblo en Lucha, escritor, educador, poeta.

Honduras

Sin precisar

Sin precisar

México

46

Siglo XIX, proudhoniano, anarquista, agrarista, nacionalista, trotskista, PCM, PC, PMT, EZLN, PSP, POCM, PSM, PRI, ACNR.

Nicaragua

Sin precisar

Ejército de Sandino y FSLN

Panamá

Sin precisar

Anarquista, socialista, comunista, huelguista (inquilinos), Partido Laborista, Partido Comunista de Panamá, Asociación de Periodistas y del Sindicato de Periodistas de Panamá, Asociación de Periodistas y del Sindicato de Periodistas de Panamá, Asamblea Nacional Constituyente, Asamblea Legislativa, escritor, ensayista, periodista, abogado, parlamentario.

Paraguay

50

Anarquista, feminista, socialista, dirigente campesino, dirigente panaderos, platero, librepensador, febrerista, Partido Obrero, PSR, PCP, PC Revolucionario, FORP anarquista, UGP, Movimiento Prometeo.

Perú*

45

Utopista, anarquista, trotskista, guevarista, socialista, indigenista, periodista, MRTA APRA, PC, ELN, MIR, PS, SL.

Puerto Rico

10

Sufragista, anarquista, escritor/a, tipógrafo, periodista, diputado, ebanista, obrero, PS PC.

República
Dominicana

9

Líder obrero, sindicalista, PRD, Partido Socialista Popular, Movimiento 14 de julio

El Salvador

40

Fundadores movimiento obrero (1990-1929), fundadores comunismo (1929-1932), sufragismo y feminismo, líder indígena, militantes lucha contra la dictadura de Martínez (1932-1944), cristianos revolucionarios, cuadros socialdemócratas y socialcristianos, militantes organizaciones político militares (1970-1992), movimiento social (1970-1992), PRS, ERP, FMLN, Movimiento Nacional Revolucionario.

Uruguay

30

Batllista, batllista radical de izquierda, anarquista, sindicalista, colorado, senador, maestro, consultor, diputado, desaparecido, preso político, exiliado, dirigente obrero, portuario, matemático, historiador, intelectual, músico, poeta, periodista, artista, PSU, PCU, FA, MLN, CNT, PVP, PDC, DA, UGT AIT socialista, Agrupación Avanza, Asundador

Venezuela

20

Siglo XIX, pensador socializante, librepensador, revolución liberal restauradora, petroleros, antropólogo marxista, funcionario, PCV, PRV, AD, FALN PALN, MIR.

*Una base de 140 entradas fue preparada para el proyecto de Robert Paris por parte de Ricardo Melgar Bao e Hilda Tísoc Lindley. Algunas de las entradas salieron de la pluma del propio Paris, otras de Héctor Milla y una más de Pierre Broué. Nota de Horacio Tarcus.

Fuente: Síntesis propia con base en diferentes versiones del borrador inédito construido en intercambio
entre Horacio Tarcus e investigadores de los diferentes países.

 

La enorme riqueza y diversidad que refleja ese intercambio se ha profundizado en los últimos años. Si bien la idea inicial de un diccionario latinoamericano en papel en la que se plasmaran unas cinco centenas de nombres del “pueblo militante” latinoamericano, se aplazó básicamente por problemas de representatividad. ¿Cómo dar lugar a una obra que vía el papel fije un conjunto en el que aún no lograban representarse los diversos países, o un número significativo de generaciones, periodos y familias políticas? El limbo que afectó el propio proyecto de Paris amenazó este proyecto hasta que la alternativa digital hizo un efecto catalizador y hoy se encuentra en plena ejecución. Otra vez fueron los promotores del proyecto de Jean Maitron quienes ofrecieron una referencia a través de la página web, https://maitron.fr/, en la que desde fines de 2018 se articuló y divulgó la producción europea de diccionarios de mujeres, anarquistas, trabajadores ferroviarios, electricistas de gas, profesores, fusilados, ejecutados y abatidos y voluntarios de la España Republicana. Es decir, diccionarios que desde el vamos hacen apuestas prosopográficas que articulan una serie de vidas según un criterio común o un problema investigativo articulador. Además, se incluyen diccionarios que se recortan desde un criterio nacional: africano, belga, alemán, austriaco, chino y de Gran Bretaña e Irlanda, a lo que se suma el propio diccionario francés, subdividido en la ya clásica periodización europea: a) 1789-1864: De la Revolución Francesa a la formación de la Primera Internacional Comunista; b) 1864-1871: De la fundación de la Primera Internacional a la Comuna; c) 1871-1914: De la Comuna a la Gran Guerra; d) 1914-1939: De la Primera a la Segunda Guerra Mundial; e) 1945-1968: De la Segunda Guerra Mundial a Mayo del 68.

La condición de obra abierta y “condenada” a la incompletud que hemos visto en los diccionarios de este tipo encontró en la fórmula “en línea” y “en construcción” una condición de posibilidad, así como una oportunidad para reivindicar la condición de obra colectiva propia de todas las experiencias precedentes que reseñamos. Se preserva la función de autor/a en la rúbrica de cada una de las entradas biográficas y también se ponen en juego mediaciones (editoriales, de corrección, de gestión de información), redes internacionales y redes interinstitucionales.

Así, en agosto de 2019, con sede en el Centro de Documentación e Investigación de las Izquierdas, CeDInCI, se dio curso a la construcción de una página web que alberga el Diccionario Biográfico de las Izquierdas Latinoamericanas. Movimientos Sociales y Corrientes Políticas, https://diccionario.cedinci.org/, y apuntala su dinámica de construcción cotidiana. Reunir lo ya producido por muchas personas para dar cuenta de una suerte de estado de la cuestión, disponerlo a la consulta pública y libre, al tiempo que animar nuevas producciones que permitan el desarrollo de campos investigativos, como los estudios biográficos, la historia intelectual y los estudios de las izquierdas y los movimientos sociales, están dentro de los objetivos. Tan solo un año después la página se hizo pública y a la fecha (noviembre de 2020) supera las dos centenas de entradas biográficas, ha logrado reunir más de 80 autores y autoras y un equipo de editores y de asesores internacionales notable. Más de 60.000 visitas registradas en apenas dos meses dan cuenta de que se trata de un sitio que empieza a ganar un público propio. Si bien en la investigación y la academia están sus primeros beneficiados, el proyecto está en condiciones de contribuir al mundo del periodismo, al ámbito de la cultura o al de la educación.40

Más allá de los enormes esfuerzos prácticos y operativos que el desarrollo y la continuidad de este diccionario comportan, se ponen en juego desafíos teórico-metodológicos de significación. El principal de los cuales es el cultivo de la biografía como género, pues aunque se entiende que un proyecto sociobiográfico privilegia un lente macro, según el cual la recuperación del individuo está subordinada a la comprensión de los procesos sociales, he venido indicando que aquí se promueve una visión que acusa recibo de la crítica estructuralista a la biografía y, a su vez, se conecta con el giro subjetivo que recupera a los/as actores de la historia, aunque ya no como héroes. Para esto se intenta un acercamiento a la noción de itinerario y no tanto a la de trayectoria, pues en el horizonte está considerar la integralidad de la vida del biografiado en la que sus diversas y múltiples dimensiones vitales se comprendan más en la lógica de flujos que de segmentaciones.41 Aunque se sostenga la focalización en los puntos de encuentro del biografiado/a con el amplio campo de las izquierdas y los movimientos sociales, lo cierto es que su activismo, compromiso o militancia concretos se entienden mejor si se visibiliza algo de su dinámica académica o profesional, su proveniencia familiar, sus vínculos con otros campos sociales o culturales e incluso si se develan algunos pliegues de su vida íntima. La “trayectoria” ofrece una idea más lineal y, en cierta medida, progresiva, de la figura biografiada mientras que el “itinerario” dialoga con los marcos contextuales o, en otras palabras, con las estructuras de socialización sin dejar de observar cómo la figura desplegó un derrotero más contingente que determinado, pues sin desmedro de los condicionamientos siempre hay algún nivel de agencia en la que se despliegan decisiones libres y acciones. Obviamente, los alcances de esta pretensión están en las fuentes disponibles que para muchos casos son escasas, bien por los conocidos problemas de los archivos latinoamericanos relativos a las izquierdas, bien porque se trata de figuras que actuaron en los orígenes del movimiento obrero en países para las cuales hay escasa documentación.42

Un segundo desafío es el que atañe a la noción misma de izquierda. En el diccionario latinoamericano en curso se adopta desde el vamos una pluralización: izquierdas. Esto indica que el movimiento obrero se pone a jugar en una constelación más amplia con tendencia a descentrarlo cuando a medida que avanza el siglo XX vemos emerger nuevas subjetividades que juegan en el espacio de las izquierdas, las interpelan, las reconfiguran y llegan a gravitar en la forma de movimientos.43 Son conocidas las profundas tensiones entre unas y otros, e innumerables los ejemplos de izquierdas renuentes, e incluso reaccionarias, a los avatares del feminismo o del ambientalismo, al tiempo que se registran perspectivas movimientistas que toman distancia radical de los partidos políticos y hallan límites al traducir su accionar social al campo político. La construcción de perfiles biográficos de figuras que han actuado en estos movimientos desde una perspectiva afín a las izquierdas es un recurso para habitar esta tensión y observar cómo las izquierdas se han desplegado en el tiempo, en las diferentes geografías y en casos nacionales o subnacionales concretos.

Como bien indica Murillo Sandoval, los diccionarios son usados, las más de las veces, para consultar entradas puntuales, pero en ellos subyace toda una apuesta que “confecciona” de forma específica un conjunto social según “intencionalidades editoriales y quizá expectativas lectoras”.44 En el caso del Diccionario Latinoamericano hay un esfuerzo por construir un conjunto de categorías estructurales que operen como herramientas de análisis de esa multitud militante o activista y posibilite caminos explicativos. Estas son: movimientos sociales, familias políticas, periodización y generaciones. Categorías que permitirían establecer afinidades electivas y apostar a marcos temporales de comprensión a nivel regional, pues hasta ahora prima una mirada que concentra las figuras en los contornos nacionales y en sus propias lógicas contextuales. Pero allende los necesarios matices, las agendas locales y las singularidades de cada historia nacional, esta apuesta biográfica que es el Diccionario Latinoamericano sostiene la pretensión de pensarnos en términos internacionales. En materia de generaciones y periodización, el punto de partida lo ofrece Tarcus con base en su propia experiencia de producción del diccionario argentino y de animación del latinoamericano:

1837-1885. Los socialismos románticos;

1886-1900. Primera generación de anarquistas y socialistas del período fundacional;

1901-1916. Segunda generación de anarquistas y socialistas;

1917-1930. Generación de la reforma universitaria y la formación del comunismo;

1931-1945. Generación del antifascismo y de la formación del trotskismo;

1946-1960. Generación de los nacional-populismos latinoamericanos;

1961-1976. Generación de la “nueva izquierda”;

1976-1990. Generación de los exilios, los derechos humanos y el giro democrático;

1990-2005. Generación de los movimientos de mujeres, ambientalistas y pacifistas;

2006-presente. Generación de los nuevos nacional-populismos latinoamericanos.45

Se trata de un punto de partida necesario, pero que requiere un constante ejercicio reflexivo porque el trabajo colectivo de colegas de diversos países y regiones seguramente llevará a tensionar y quizás a reformular este esquema previo para que conforme y contenga los diversos tempos nacionales del continente.

Frente a las familias políticas partimos de considerar a las y los anarquistas, comunistas, cristianos-revolucionarios, guevaristas, maoístas, nacionalistas, populistas, revolucionarios, socialistas y trotskistas como las categorías base. A éstas seguramente se sumarán otras de ese mismo nivel o se crearán subcategorías que especifiquen los casos concretos. Y para los movimientos sociales consideramos al afroamericano, agrarista, ambientalista, artístico, campesino, cooperativo, de derechos humanos, estudiantil, feminista, indígena, obrero y pacifista.

A esto se suma un juego de categorías descriptivas en el que los oficios, las profesiones u ocupaciones arrojarían una información considerable. Además, se atiende a las represiones sufridas (detención, desaparición, ejecución, fusilamiento, prisión política, deportación, etc.), la condición ciudadana (nativo, naturalizado, migrante interno, inmigrante, deportado o exiliado), la identificación de nichos institucionales y organizativos (formales e informales) en los que se intervinieron las figuras tratadas y, por supuesto, a la condición de género. Y con esto se atiende no sólo a los varones y mujeres, sino también a muchas otras identidades sexo-genéricas, o directamente queer, en las que se autorrepresentaron las personas biografiadas. Identidades sobre las que se viene construyendo un archivo y ofreciendo lineamientos significativos desde el programa Sexo y Revolución que se desarrolla en el CeDInCI bajo la coordinación de Laura Fernández Cordero y una amplia colectiva asesora.46

El Diccionario Latinoamericano hace parte de un género híbrido, de frontera, transdisciplinar en que tienen lugar los estudios biográficos, los de las izquierdas y los movimientos sociales, la sociología de la cultura y diversas vertientes de la historia como la social o la relativa al gran campo del trabajo. Pero, como se ha mostrado a lo largo de estas líneas, especial relevancia cobra para esta experiencia la historia intelectual y sus herramientas. Por tal razón es privilegiada la atención que se le presta a la función intelectual y de las vanguardias artísticas en la configuración de las izquierdas y los movimientos sociales latinoamericanos. Sus ideas, sus procesos de recepción, su producción escrita o en otros formatos y, sobre todo, la materialidad en la que se plasma su quehacer, esto es, las publicaciones (periódicos, libros y revistas) se visibilizan de forma sistemática. Además, la historia intelectual, y algunas de sus herramientas conceptuales, como formación, afinidades electivas o estructura de sentimientos, posibilitan captar marcas subjetivas que las tradiciones políticas dejan en las vidas concretas o el impacto que unas vidas militantes o activistas tienen sobre otras vidas.

Las revistas han ido creando una suerte de subuniverso en el universo biográfico vinculado con el proyecto hermano que es América Lee. El portal de revistas latinoamericanas del CeDInCI.47 En las entradas del Diccionario Latinoamericano, aquellas revistas en las que los militantes y activistas participaron o crearon como plataforma para sus esfuerzos e intervenciones en muchos casos se convierten en hipervínculos que conducen a la propia revista digitalizada, dispuesta e incluso presentada en el portal indicado. Así, tal como ocurre con las propias entradas que se remiten permanentemente unas a otras, se va construyendo un tráfico reticular propio de una sociobiografía.

En suma, con anclaje en tradición biográfica latinoamericana, de la que intentamos dar una mirada al inicio de este texto, hemos puesto en marcha una empresa colectiva que se vincula con una apuesta biográfica iniciada en Francia por el historiador Jean Maitron en 1955 y viva hasta la actualidad. Construir y sostener esta empresa requerirá décadas y esfuerzos personales e institucionales de diverso tipo, pero los usos que posibilitará como espacio de memoria, como puntal para el avance de los campos de estudio mencionados y como circulación y divulgación de vidas y prácticas concretas que han hecho a las izquierdas y los movimientos sociales, serán diversos e inspiradores para los activismos contemporáneos que sostienen, de forma particular y creativa, la utopía de que un mundo mejor y más justo puede ser pensado y construido.

 


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− “Los diccionarios biográficos de América Latina, entre la historia del movimiento obrero y las izquierdas. Un homenaje a Robert Paris”, en Pacarina del sur. Revista de pensamiento crítico latinoamericano n° 32, julio-septiembre de 2017. Disponible en https://pacarinadelsur.com/home/huellas-y-voces/1492-los-diccionarios-biograficos-de-america-latina-entre-la-historia-del-movimiento-obrero-y-las-izquierdas-un-homenaje-a-robert-paris

Tísoc Lindley, Hilda, La agonía social de Flora Tristán y el movimiento feminista, Lima, s/e, 1971.

Verret, Michel, “Biographies, militants, dictionnaires”, en Michel Dreyfus, Claude Pennetier et Nathalie Viet-Depaule, Le part des militants. Biographie et mouvement ouvier: Autour du Maitron, Dicionnaires biographique du mouvement ouvrier français, París, Les Editions de l’Atelier, 1996, pp. 21-33.

Vidal, Gardenia (dir.), Reseña biográfica de dirigentes que interpelaron el mundo del trabajo en Córdoba 1900-1950, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 2014

Womack, John, Zapata y la Revolución Mexicana, México, Siglo XXI, 1969.

Zubillaga, Carlos, Perfiles en sombra: aportes a un diccionario biográfico de los orígenes del movimiento sindical en Uruguay (1870-1910), Montevideo, Librería de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2008.

 


Resumen

El artículo revisita la producción de diccionarios biográficos del movimiento obrero y de izquierda en América Latina para analizar los principales elementos de su producción, contrastarlos entre sí y reconocer la tradición en la que se inscriben. Ellos constituyen un verdadero acumulado desde el cual posicionarse con firmeza para emprender el ambicioso desarrollo de un Diccionario Biográfico de las Izquierdas Latinoamericanas, el cual sostiene la pretensión de pensarnos como región latinoamericana y establecer puentes entre las disímiles experiencias nacionales. Y es justamente ese diccionario, y su perspectiva teórico-metodológica puesta ya en ejecución, la que aquí se presenta.

Como lo nombrara Francoise Dosse, estamos ante una “apuesta biográfica” más. Una que reivindica el género, el método y el recurso biográficos, sin dejar de atender a la advertencia de que su objeto privilegiado, el héroe de la historia, ha sido superado. Además, subyace el esfuerzo de conectarse con una época que retoma al sujeto, pero acusa recibo de la crítica estructuralista a la biografía. Realizado, necesaria y felizmente, a cientos de manos y “condenado” a la apertura e incompletud, el Diccionario Latinoamericano se abre camino entre fronteras diversas, com la relativa a los campos de especialidad. Y los estudios biográficos, los de las izquierdas y movimientos sociales y la historia intelectual son el trípode productivo que intenta habitar.

Palabras clave: sociobiografía, prosopografía, sujeto, multitud, Latinoamérica, izquierdas, movimientos sociales.

Abstract

This paper revisits the production of biographical dictionaries of the labor movement in Latin America to analyze the main elements of their production, contrast them with each other, and recognize the tradition in which they are inscribed. They are know accumulated to support the development of a Biographical Dictionary of the Latin American Left, which purports thinking of ourselves as a Latin American region and establishing bridges between dissimilar national experiences. It is this Dictionary, and its theoretical and methodological perspective already in operation, which is presented here.
As Francoise Dosse said, we are in front of one more “biographical betting”. One that vindicates the genre, the method, and the biographical resource, without neglecting the warning that its privileged object: the hero of history, has been surpassed. Also, this is an effort to connect with an era that takes up the subject and acknowledges the structuralist critique to biography. Made, necessarily and happily, by hundreds of hands and “condemned” to openness and incompleteness, this Latin American Dictionary makes its way across borders, for example, that relating to academic specialties. Biographical studies left and social movements studies, and intellectual history, are a productive tripod that try to inhabit.

Keywords: sociobiography, prosopography, subject, crowd, Latin America, left, social movements.

Recibido: 05/08/2020
Aceptado: 10/10/2020

 


* Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas y revista Nueva Sociedad, Fundación Friedrich Ebert. https://orcid.org/0000-0001-9076-1214. Agradezco a Horacio Tarcus la invitación a escribir este texto, así como sus sugerencias y aportes al mismo.

1 Un par de ensayos que ofrecen un panorama de este proceso son: Carlos Aguirre Rojas, “Hacer la historia, saber la historia: entre Marx y Braudel”, en Cuadernos Políticos n° 48, 1986, pp. 45-72 y Jesús Antonio Bejarano Ávila, “Guía de perplejos: una mirada a la historiografía colombiana”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura-ACHSC n° 24, 1997, pp. 283-329.

2 Un recuento histórico internacional, aunque centrado en Francia, lo ofrece el ya clásico libro de François Dosse, El arte de la biografía, México, Universidad Iberoaméricana, 2007.

3 Entre los ejemplos se pueden citar la colección peruana Colección Documental de la Independencia del Perú, promovida por el gobierno nacional desde 1969; la producción de Ignacio Arizmendi Posada, Presidentes de Colombia 1810-1990, Bogotá, Planeta, 1989, que hace parte de la colección Nueva Historia de Colombia; la serie Los nombres del poder, publicada por el Fondo de Cultura Económica de la Argentina desde 1996; y la Colección Grandes de Chile, editada por la Universidad de Santiago de Chile desde 2010.

4 Nos inspiramos en la reflexión de Paula Bruno, “Biografía, historia biográfica, biografía-problema”, Prismas n° 20, 2016, pp. 267-272.

5 Una referencia ya clásica sobre este aspecto de la biografía se encuentra en Leonor Arfuch, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2011.

6 Pierre Bourdieu, “Ilusión biográfica”, en Acta Sociológica n° 56, 2011, pp. 121-128.

7 El sociólogo Ernesto Meccia lideró una obra colectiva reciente en la que se exhiben investigaciones clasificadas en cuatro estilos de aplicación del método biográfico: 1) el que reconstruye entidades socioestructurales, 2) el que realiza microhistoria, 3) el que reconstruye culturas grupales, y 4) el que revela marcas narrativas de los sujetos. Ernesto Meccia (dir.), “Introducción”, en Ídem, Biografías y sociedad. Métodos y perspectivas, Buenos Aires, Eudeba-Universidad Nacional del Litoral, p. 40.

8 José Luis Romero, “La biografía como tipo historiográfico”, en Humanidades, tomo 29, 1944, disponible en: https://jlromero.com.ar/publicaciones/la-biografia-como-tipo-historiografico-1944; Gilberto Loaiza Cano, “El recurso biográfico”, en Historia critica n° 27, 2004, disponible en: https://revistas.uniandes.edu.co/doi/abs/10.7440/histcrit27.2004.11; Camila Moyano Dávila y Francisca Ortiz Ruiz, “Los Estudios Biográficos en las Ciencias Sociales del Chile reciente: Hacia la consolidación del enfoque”, en Psicoperspectivas, Individuo y Sociedad, Vol. 15, n° 1, 2016, pp. 17-29.

9 Horacio Tarcus, “Una invitación a la historia intelectual. Palabras de apertura del II Congreso de Historia intelectual de América Latina”, en Pléyade n° 15, 2015, pp. 9-25.

10 Entre los muchos ejemplos de esta renovación biográfica al interior de la historiografía y las ciencias sociales se pueden citar: John Womack, Zapata y la Revolución Mexicana, México, Siglo XXI, 1969; Enrique Krauze, Daniel Cosío Villegas: una biografía intelectual, México, Joaquín Mortiz, 1980; Indalecio Liévano Aguirre, Bolívar, Caracas, Presidencia de la República, 1985; Tulio Halperin Donghi, José Hernández y sus mundos, Buenos Aires, Sudamericana/Universidad Di Tella, 1985; Horacio Tarcus, El marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milcíades Peña, Buenos Aires, El cielo por asalto, 1996; Jon Lee Anderson, Che Guevara: Una Vida Revolucionaria, Buenos Aires, Emecé, 1997; Alberto Mayor Mora, Técnica y utopía. Biografía intelectual y política de Alejandro López, 1876-1940, Medellín, Fondo Editorial Universidad Eafit, 2001; Margareth Rago, Entre la historia y la libertad: Luce Fabbri y el anarquismo contemporáneo, Montevideo, Nordan, 2001; Jorge Fuentes Morúa, José Revueltas, una biografía intelectual, México, UAM, 2001; Claudio Lomnitz, El regreso del camarada Flores Magón, México, Era, 2014; Julio Pinto, Luis Emilio Recabarren, una biografía histórica, Santiago de Chile, LOM, 2014; Daniel Aarão Reis Filho, Luís Carlos Prestes: Um revolucionário entre dois mundos, São Paulo, Companhia das Letras, 2014; Luiz Bernardo Pericás, Caio Prado Júnior: Uma biografia política, São Paulo, Boitempo, 2016; Dainis Karepovs, Pas de Politique Mariô! Mario Pedrosa e a Política, São Paulo, Ateliê, 2017; Adolfo Gilly, Felipe Ángeles, el estratega, México, Era, 2019; Patrícia Lessa, Amor e Libertação Em Maria Lacerda de Moura, São Paulo, Entremares, 2020.

11 Ejemplos de eso son la Red de Estudios Biográficos, impulsada desde Argentina por Paula Bruno, y la Red Europea sobre Teoría y Práctica de la Biografía.

12 Horacio Tarcus (dir.), Diccionario Biográfico de la Izquierda Argentina. De los anarquistas a la “nueva izquierda”, Buenos Aires, Emecé, 2007, p. XI.

13 Entre la vasta bibliografía latinoamericana sobre el tema se cuenta: Ricardo Melgar Bao, Historia del movimiento obrero latinoamericano: historia de una clase subalterna, vol. 1-2, México, Alianza, 1988; Gerardo Caetano, Javier Gallardo y José Rilla, La izquierda uruguaya: tradición, innovación y política, Montevideo, Trilce, 1995; Barry Carr, La izquierda mexicana a través del siglo XX, México, ERA, 1996; Sergio Grez, Historia del Comunismo en Chile. La era de Recabarren (1912-1924), Santiago, LOM, 2011; José Aricó, Marx y América Latina, México, Fondo de Cultura Económica, 2009; entre otros.

14 Alguna inquietud me ha generado la utilización del término “perfil” para transmitir el sentido de las biografías sociales. Y es que en un campo de estudios muy distinto, el de la ecología de los bosques, hablar de “perfil” es remitirse a una metodología fundamental para entender las particularidades de estos ecosistemas. Los perfiles boscosos, horizontales y verticales, son ilustrados después de arduos trabajos de campo en los que se levantan datos de altura, grosor, forma y tamaño de las copas de los árboles, de sus troncos y ramas; distancia entre ellos, variedad de especies y presencia plantas de bajo porte o epífitas. Para pensar una biografía social en términos gráficos, esa referencia lejana puede ser ilustrativa. Las sociedades, las corrientes políticas y los movimientos sociales son ecosistemas coloridos y concretos compuestos por una variabilidad de seres que vehiculan ideas, ideologías, prácticas y subjetividades.

15 Pierre Bourdieu, op. cit.; Christopher Charle, “La prosopografía o biografía colectiva. Balance y perspectivas”, en Revista Clivajes, n° 2, 2014, pp. 1-12; Michel Verret, “Biographies, militants, dictionnaires”, en Michel Dreyfus, Claude Pennetier et Nathalie Viet-Depaule, Le part des militants. Biographie et mouvement ouvier: Autour du Maitron, Dicionnaires biographique du mouvement ouvrier français, Paris, Les Editions de l’Atelier, 1996, pp. 21-33.

16 Entre 1964 y 1997 se publicaron 44 volúmenes en papel bajo la dirección de Maitron, 29 de los cuales fueron editados en colaboración con Claude Pennetier, pero la dinámica acumulativa se ha sostenido hasta el presente en formato en línea (https://maitron.fr/), liderado por el mismo Penetier a más de Paul Boulland. Para detalles y contrastes entre los diccionarios europeos, ver: Bruno Groppo, “Los diccionarios biográficos del movimiento obrero: análisis comparado de un género científico”, en Políticas de la Memoria n° 13, 2013, pp. 13–21; Claudio Batalha, “Escrevendo a biografia dos ‘obscuros e ativos’: A experiência do dicionário do movimento operário na cidade do Rio de Janeiro”, Perseu n° 3, 2009, pp. 173-183; y Horacio Tarcus, “Los diccionarios biográficos de América Latina, entre la historia del movimiento obrero y las izquierdas. Un homenaje a Robert Paris”, en Pacarina del sur. Revista de pensamiento crítico latinoamericano n° 32, julio-septiembre de 2017. Disponible en https://pacarinadelsur.com/home/huellas-y-voces/1492-los-diccionarios-biograficos-de-america-latina-entre-la-historia-del-movimiento-obrero-y-las-izquierdas-un-homenaje-a-robert-paris

17 Robert Paris, “Biografía y ‘perfil’ del movimiento obrero. Algunas reflexiones en torno a un Diccionario biográfico del movimiento obrero de América Latina”, en Pacarina del sur nº 15, 2013. Disponible en https://pacarinadelsur.com/home/abordajes-y-contiendas/678-biografia-y-perfil-del-movimiento-obrero-algunas-reflexiones-en-torno-a-un-diccionario-biografico-del-movimiento-obrero-de-america-latina [se trata de una reciente traducción de una ponencia presentada en el V Seminario Internacional sobre “Historia del Movimiento Obrero Latinoamericano”, reunido en Caracas entre el 27 de octubre y el 1º de noviembre de 1980 que fue publicado en Babylone n° 4, Paris, Union Générale d’Éditions, 1985, pp. 86-109]; Bruno Groppo, op. cit.

18 En la introducción a su propio diccionario, Taracena refiere que el proyecto data del momento en el que se integró “a inicios de 1980 al equipo sobre la historia del movimiento obrero latinoamericano que dirigía en la École el doctor Robert Paris. Entre los historiadores que nos formamos con él recuerdo a los argentinos Ricardo Falcón, Jorge Gelman, Bernardo Gallitelli y Edgardo Bilsky, al peruano Héctor Milla y Ricardo Melgar Bao (por correspondencia), a los mexicanos Javier Torres y Rafael Loyola”: Arturo Taracena Arriola y Omar Lucas Monteflores, Diccionario biográfico del Movimiento Obrero Urbano de Guatemala. 1877-1944, Guatemala, Flacso Guatemala, 2014. También hay referencias en: C. Batalha, op. cit. y H. Tarcus, op. cit.

19 Arturo Taracena Arriola y Omar Lucas Monteflores, op. cit.; C. Batalha, (coord.), Dicionário do movimento operário: Rio de Janeiro do século XIX aos anos 1920 militantes e organizações, São Paulo, Fundação Perseu Abramo, 2009; Carlos Zubillaga, Perfiles en sombra: aportes a un diccionario biográfico de los orígenes del movimiento sindical en Uruguay (1870-1910), Montevideo, Librería de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2008; H. Tarcus (dir.), Diccionario…, op. cit.

20 Ricardo Falcón, Darío Macor y Alejandra Monserrat, “Obreros, artesanos, intelectuales y actividad político-sindical aproximación biográfica a un perfil de los primeros militantes del movimiento obrero argentino”, en Revista de Estudios Sociales n° 1, 1991, pp. 29-73.

21 Mirta Zaida Lobato (ed.), Biografías de Militantes Sindicales de Ricardo Falcón, más otros ensayos, Buenos Aires, FFyL-UBA, 2014.

23 Hilda Tísoc Lindley, La agonía social de Flora Tristán y el movimiento feminista, Lima, [s.n.], 1971.

24 Una breve presentación gráfica de estas experiencias ha sido dispuesta en: https://diccionario.cedinci.org/apuestas-biograficas/.

25 En relación a otros diccionarios podemos mencionar a: Lily Sosa de Newton, Diccionario biográfico de mujeres argentinas, Buenos Aires, Plus Ultra, 1986; Gardenia Vidal (dir.), Reseña biográfica de dirigentes que interpelaron el mundo del trabajo en Córdoba 1900-1950, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 2014; y la reciente producción de orientación militante AAVV, Nunca los olvidaremos. Luchadores sociales su legado a la historia, Bogotá, Punto de encuentro, 2019. Entre los proyectos en línea: https://culturasinteriores.ffyh.unc.edu.ar/inicio.jsp y https://historiasuniversitarias.edu.uy/.

26 Osvaldo López, Diccionario Biográfico Obrero de Chile, Santiago de Chile, Bellavista, 1912, p. 3.

27 Juan David Murillo Sandoval, “La confección del Diccionario biográfico obrero de Chile Cultura impresa y sociabilidad obrera a comienzos del siglo XX”, en Iberoamericana, Vol. 16, n° 62, 2016, pp. 107-129.

28 Murillo Sandoval (op. cit., p. 113) muestra que la historia de los diccionarios pioneros en Chile se extiende a 1923, cuando el Partido Demócrata publicó uno nuevo a cargo de Pedro Segundo Prado, director general del PD en Temuco, llamado Diccionario biográfico de los demócratas de Chile. Aunque incorporó entradas del diccionario de López, Prado dejó de lado a su predecesor y su noción de obreros.

29 Juan David Murillo Sandoval, op. cit., p. 127.

30 Lazar Jeifets, Víctor Jeifets y Peter Huber, América Latina y la Internacional Comunista. Diccionario Biográfico, Moscou/Génève, Instituto de Latinoamérica de la Academia de las ciencias/Institut pour l´histoire du communisme, 2004; cita en: Víctor Jeifets y Lazar Jeifets, “La experiencia de composición del diccionario biográfico de la izquierda latinoamericana. Problemas de búsquedas en archivos y retos actuales”, en Ídem y Miguel Ángel Urrego (coord.), Izquierdas, movimientos sociales y cultura política en América Latina, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo/Universidad Estatal de San Petersburg, 2016, pp. 428.

31 En estas dos ediciones llama la atención la ausencia del tercer autor Peter Huber. Son: Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, América Latina en la Internacional Comunista, 1919-1943. Diccionario Biográfico, Chile, Ariadna ediciones, 2015. Disponible en: https://books.openedition.org/ariadnaediciones/987; Lazar Jeifets y Víctor Jeifets, América Latina en la Internacional Comunista, 1919-1943. Diccionario Biográfico, Chile, Ariadna ediciones-Clacso, 2017. Disponible en: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=nro_orden&id_libro=1284&pageNum_rs_libros=1&totalRows_rs_libros=1236&orden=nro_orden.

32 B. Groppo, op. cit. p. 19 [nota al pie].

33 Víctor Jeifets y Lazar Jeifets, “La experiencia de composición…”, op. cit., p. 438.

34 Bruno Groppo, op. cit., pp. 19-20.

35 Arturo Taracena, op. cit., p. 12.

36 Cit. en H. Tarcus, op. cit., p. XX.

37 C. Zubillaga, op. cit., p. 20.

38 C. Zubillaga, op. cit., p. 17.

39 H. Tarcus, “La biografía colectiva. Por un “Diccionario de las izquierdas y los movimientos sociales latinoamericanos”, Iberoamericana, Vol. 13, n° 52, 2013, pp. 139-154.

40 Vale anotar que esta opción por el Diccionario Latinoamericano no se pretende excluyente de las producciones nacionales, algunas de las cuales están en curso. Al contrario, se impulsa una articulación y una primera plataforma para alcanzar obras en cada país.

41 H. Tarcus, “La biografía colectiva…”, op. cit. p. 142-143 y Jean-Claude Passeron, “Biographies, flux, itinéraires, trajectoires”, Revue française de sociologie n° 31/1, 1990, pp. 3-22.

42 En términos operativos, se pretende que las entradas biográficas de este diccionario conjuguen un estilo narrativo en el que cada autor pueda desplegar con cierta flexibilidad su pluma para dar cuenta del derrotero de su biografido/a, de sus nudos vitales y de los posicionamientos asumidos a lo largo de su derrotero. Pero al tiempo se ofrece una matriz de campos en los que ir inscribiendo esa narración con la idea de abordar la mayor cantidad posible de ellos, esto en función de las fuentes primarias y secundarias disponibles, propiciando así condiciones para que los diferentes perfiles puedan ser comparados. Una descripción detallada de los elementos técnicos, formales y editoriales que se les proponen a las y los biógrafos participantes se encuentran disponibles en: https://diccionario.cedinci.org/como-colaborar/.

43 Un buen mapa de esta cuestión que sirve de referencia en estas líneas es: Razming Keucheyan, Hemisferio izquierda. Un mapa de los nuevos pensamientos críticos, Madrid, Siglo XXI, 2013.

44 J. D. Murillo Sandoval, op. cit., p. 109.

45 H. Tarcus, op. cit., p. 149. El Diccionario Latinoamericano parte de las posindependencias latinoamericanas y llega al presente, pero sólo incluye personas fallecidas.

46 https://cedinci.org/sexo-y-revolucion/. Para una presentación descriptiva y sintética de las categorías referidas del Diccionario Latinoamericano, véase: https://diccionario.cedinci.org/presentacion/.

47 Coordinado por la investigadora y archivista Karina Janello y dirigido por Horacio Tarcus, América Lee, https://americalee.cedinci.org/ fue creado en 2016 y ya ha puesto en acceso (remoto) casi dos centenas de colecciones revisteriles argentinas y latinoamericanas mediando un cuidadoso proceso de digitalización, de construcción de índices analíticos y de estudios elaborados por especialistas. El portal se ha posicionado como una fuente archivística fundamental para el avance historiográfico y cuenta con el reconocimiento de la UNESCO, cuyo Programa Memoria del Mundo de la región premió a una de las colecciones del acervo América Lee: la Colección Prensa Obrera del Cono Sur de América Latina.


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